jueves, 4 de abril de 2013

¿Reforma Educativa? ¿En serio?



La política durante las estaciones electorales suelen ser y componerse como una clase de hada madrina, que teje enormes ilusiones nacidas siempre en la necesidad de un grupo de personas y en caso de haber rezagos en algún sector en particular entonces la ilusión se teje desde las aspiraciones y necesidades especificas que se necesitan para dar un cambio. ¿Como es esto? Bueno digamos que si un país X no pude avanzar económicamente o no puede recibir prestamos internacionales por utilizar políticas hacendarías del siglo pasado un buen político incluirá en su plataforma las 1001 reformas hacendarías que el país demanda y entonces esa aspiración le representará votos. 

Así es, así ha sido y no se ve manera de que cambie, el problema de estas enormes ilusiones hilvanadas en el inconsciente colectivo es un concepto englobado en una palabreja de 8 letras: REALIDAD. Y es que en la Realidad es donde se rompen las promesas electorales como olas del mar en unas piedras. Traducido esto a veces los gobernantes apuestan a reformas y promesas que simplemente no son posibles en la praxis; a veces en el mejor de los casos se pueden ver cristalizadas con adecuaciones y modificaciones a lo existente, a veces simplemente sería más barato y sencillo volver a hacer todo desde el principio.

La Reforma Educativa es una de esas olas de mar que tiende a estrellarse con las escarpadas piedras de la Realidad. La promesa planteada de la cobertura del nivel preparatoria no solamente es irrisoria, sino irreal. No existen las condiciones, ni la infraestructura, para poder lograr esto en un corto y quizá en un mediano plazo. Es uno de esos asuntos que no importa cuantas veces se firme, se hagan alianzas y compromisos, simplemente no es tan fácil. 

El responsable de llevar está reforma a buen puerto es el secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, Quien por un lado tiene que lidiar con las figuras sindicales que aunque imaginamos desaparecida con el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, nos hemos dado cuenta con Guerrero y Oaxaca que los cacicazgos siguen vigentes y que los grupos aferrados al control de las plazas no les interesa en lo absoluto los estudiantes.

Este es un problema fosilizado donde el control de la educación se ha visto bajo los tirones de diferentes grupos y fuerzas políticas que han vuelto a los procesos terriblemente pantanosos y de lenta reacción. Esto lo podemos explicar en una idea transversal: En México el sistema actual educa para la frustración, desde hace más de 12 años los jóvenes que salen de las universidades no encuentran trabajo acorde a sus habilidades y destrezas que su educación les ha dado. El Estado y la Sociedad han fracasado en vincular la educación con el aparato productivo por no tener el control rector de la educación en México. Por un lado tenemos profesionistas formados en el comercio informal; tenemos a profesionistas sobre-calificados en estructuras de trabajo tan frustrantes como el tele-marketing y en el otro extremo a una llamada generación NiNi que simplemente no ve la razón para estudiar y convertirse en profesionista si la satisfacción a sus necesidades personales - por banales y absurdas que sean - se puede alcanzar por el comercio informal o incluso en el crimen organizado. Este es un problema que se volvió crítico hace una década y que no va a encontrar solución en menos de ese tiempo. 

Otro aspecto muy controversial y altamente complicado de la Reforma Educativa se encuentra en la educación media superior. Es un objetivo por demás deseable elevar de un sólo golpe el nivel mínimo de educación obligando a los jóvenes a unirse a la población económicamente activa con una mejor formación, pero presenta interrogantes difíciles de subsanar desde el punto de vista académico, económico y operativo.

La primera pregunta que surge es ¿Cuál es el modelo correcto para unificar la educación media superior? ¿Vocacional? ¿Preparatoria Nacional? ¿Colegio de Ciencias y Humanidades? ¿Conalep? Todos finalmente son proyectos que han mostrado su validez en mayor o menor medida, ninguno es perfecto, pero son enfoques totalmente diferentes para un mismo objetivo y se ve imposible conciliar sus diferencias, ya no hablar de fusionar sus programas o determinar no cual es el mejor programa, sino simplemente cual es el que la nación necesita en orden de terminar con ese rezago de una década que ya afecta a dos generaciones de jóvenes mexicanos.

El Ventrux